Digitalización financiera en Colombia: ¿cómo democratizar el acceso a productos financieros?
Bogotá, 12 de septiembre de 2025. Según el índice de Inclusión Financiera de Credicorp, cuatro de cada diez colombianos aún están por fuera del sistema financiero formal. En un país donde ahorrar, pedir un crédito o invertir sigue siendo un privilegio para pocos, la digitalización comienza a cambiar las reglas del juego. Con un celular en la mano, hoy millones de personas pueden conectarse al sistema financiero sin necesidad de una sucursal, sin papeleos y sin estar dentro del circuito tradicional de la banca. Más que una tendencia tecnológica, este proceso se ha convertido en una de las herramientas más prometedoras para ampliar la bancarización en Colombia.
Brasil ha sido el referente más visible en la región. Desde el lanzamiento de PIX en 2020, más de 70 millones de brasileños han utilizado esta plataforma para hacer pagos instantáneos, sin costo y sin intermediarios. El impacto ha sido enorme: se redujo el uso del efectivo, se facilitó la entrada al sistema financiero en zonas rurales y se generaron nuevas oportunidades económicas para personas antes marginadas. Sin embargo, el caso brasileño también dejó claro que la tecnología, por sí sola, no resuelve el problema. La conectividad limitada, la baja alfabetización digital y la desconfianza en las plataformas siguen siendo barreras profundas.
En Colombia, el desarrollo deBre-B apunta en una dirección similar: permitir transferencias inmediatas y gratuitas entre bancos y plataformas digitales. Sin embargo, el verdadero cambio no está solo en cómo se paga, sino en todo lo que se habilita alrededor. La digitalización está permitiendo que miles de personas accedan por primera vez a productos financieros que antes parecían lejanos o inalcanzables.
Según el Índice de Inclusión Financiera 2024 de Credicorp, el 40% de los colombianos aún no accede a servicios bancarios formales. Esta cifra evidencia que el reto no es únicamente tecnológico, sino también estructural. La digitalización, entonces, no solo resuelve la necesidad de enviar o recibir dinero, permite construir patrimonio, acceder a crédito en condiciones dignas y desarrollar una relación activa con el sistema financiero. Para muchas personas, representa la primera vez que se abre la puerta para invertir en productos reales o recibir un préstamo sin depender de intermediarios informales.
“La digitalización financiera no solo implica tecnología, requiere crear condiciones para que más personas accedan y tomen decisiones sobre su dinero de forma informada. Es esencial combinarla con programas de alfabetización, educación financiera diferenciada e infraestructura que permita la conectividad.”, explica Catalina Morales, Gerente de Sostenibilidad – Vertical Social de Credicorp.
Para avanzar hacia una inclusión financiera real, es importante tener en cuenta tres factores:
● Educación financiera y digital: el uso de herramientas digitales requiere tanto acceso como comprensión. Las personas deben saber cómo proteger su información, entender los términos de un crédito, identificar fraudes y tomar decisiones informadas sobre ahorro e inversión. Esta alfabetización es clave para que los nuevos usuarios pasen del acceso al uso efectivo y seguro de estos productos. Sin educación financiera, incluso las mejores plataformas pueden volverse inaccesibles en la práctica.
● Acceso a crédito para segmentos históricamente excluidos: hoy en día existen entidades como Mibanco, que han comenzado a ofrecer microcréditos digitales a través de modelos alternativos de evaluación. Estos productos han llegado a trabajadores informales, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes y familias rurales. La digitalización ha permitido que este tipo de soluciones se ofrezcan de forma rápida, remota y con montos adaptados a la realidad de cada usuario, abriendo nuevas posibilidades de inclusión financiera con impacto real en la economía cotidiana.
● Incorporación de productos de inversión y ahorro accesibles: la digitalización ha permitido que muchas personas comiencen a ahorrar e invertir desde montos muy bajos, sin necesidad de trámites presenciales ni experiencia previa. Hoy es posible automatizar el ahorro, fijar metas financieras o diversificar inversiones directamente desde el celular. Este tipo de soluciones, que hasta hace poco parecían exclusivas de segmentos bancarizados o de altos ingresos, se están ampliando a nuevos públicos. Un ejemplo de ello es Tyba, una plataforma que ha facilitado el acceso a productos de inversión desde un dólar, con interfaces sencillas y orientación digital. Estas herramientas no solo promueven el uso activo del sistema financiero, sino que ayudan a cerrar brechas de bienestar económico a mediano y largo plazo.
Para que este ecosistema funcione de forma inclusiva, tenemos que ir más allá de lanzar diversas plataformas. Es fundamental trabajar en educación, fortalecer la regulación que proteja a los usuarios y diseñar servicios pensados para quienes han estado históricamente excluidos. Si no se acompaña este proceso con políticas públicas ambiciosas, la digitalización corre el riesgo de profundizar desigualdades en lugar de cerrarlas.
“Colombia tiene la oportunidad de aprender de modelos como el brasileño, pero también de ir más allá. La clave no está en replicar una herramienta, sino en construir un sistema financiero digital accesible, seguro y útil para todos. La tecnología ya está disponible. El reto ahora es hacerla funcionar para quienes más la necesitan” finalizó Catalina Morales de Credicorp.