Fintech Seguridad 

¿Cómo funciona el fraude en las billeteras digitales?

Bogotá, Colombia. 25 de octubre. En Colombia, según cifras de Asobancaria, en el primer semestre del año 2025 se registraron 218.031 casos de reclamaciones por fraude de parte de los usuarios al sistema bancario. Esto se debe a diferentes modalidades como phishing, clonación y fraude en billeteras digitales que son implementadas para poder estafar a las personas.


Una billetera virtual, es una aplicación o servicio en línea que almacena información de tarjetas de crédito, débito, pases y boletos, permitiendo realizar pagos y gestionar dinero de forma segura desde un dispositivo móvil. Al estar conectada a internet puede ser vulnerable a ataques de hackers, phishing y otros tipos de estafa, como el robo de identidad.

El fraude en billeteras digitales preocupa a organizaciones de todo el mundo pues se reportan con mayor frecuencia como una de las principales causas de pérdidas por estos delitos.

El fraude digital se ha sofisticado al mismo ritmo que la tecnología, pero también lo han hecho las herramientas para combatirlo. En FICO trabajamos con modelos analíticos avanzados y detección basada en inteligencia artificial para identificar patrones anómalos en milisegundos, protegiendo a los usuarios y garantizando la trazabilidad de cada decisión financiera”, señaló Gilma Díaz, directora de ventas de FICO para América Latina.

No se trata de una moda pasajera: con la proliferación de canales de pago con billeteras digitales en los últimos diez años, impulsada y popularizada rápidamente durante la pandemia, las billeteras digitales (o monederos electrónicos) se han convertido en una opción común para que los consumidores paguen bienes y servicios cotidianos y se faciliten pagos transfronterizos.

¿Qué hace que los monederos electrónicos sean tan atractivos para los estafadores?

Existen diferentes motivos.

En primer lugar, muchos proveedores de monederos electrónicos operan al margen de las estrictas regulaciones bancarias. Por ejemplo, los monederos de criptomonedas tienen como intención original permitir a los usuarios realizar operaciones bancarias en un entorno desregulado, una idea que trajo consigo muchas ventajas, pero también proporcionó un excelente medio para que los estafadores transfirieran fondos de forma anónima y evadieran la detección de las autoridades.

En segundo lugar, los proveedores de monederos electrónicos, una vez “tokenizados”, permiten al usuario realizar pagos significativamente elevados con poca intervención y sin necesidad de actualizar la autorización reforzada del cliente (SCA). El estafador configura el token en su propio dispositivo, con sus propios métodos de autenticación (reconocimiento facial, huella dactilar, código de acceso) y, por lo tanto, autoriza cada pago con la tarjeta de la víctima utilizando sus propios datos de autenticación.

Informar sobre señales de phishing, la importancia de no compartir credenciales y la conveniencia de revisar movimientos con regularidad reduce la exposición individual. Al mismo tiempo, la cooperación entre bancos, fintechs, autoridades y proveedores globales de pagos será la única forma de cerrar circuitos de fraude transfronterizo y mantener la trazabilidad necesaria para investigar y sancionar.

En conclusión, la seguridad de las billeteras digitales requiere un balance entre innovación y gobernanza: medidas técnicas robustas, vigilancia analítica constante y una cultura de prevención entre empresas y usuarios. Solo así se podrá disfrutar de los beneficios de la era digital sin que el fraude deteriore la confianza que hace posible su crecimiento.

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