Las carreras históricas que impulsaron el sueño de Henry Ford
Con la victoria del Sweepstakes, un automóvil que él mismo construyó y condujo, Henry Ford atrajo inversionistas y fundó la Henry Ford Company en 1901, luego de la quiebra de la Detroit Automobile Company.
Sin embargo, esa sociedad tampoco prosperó. Aun así, Ford construyó otro vehículo, el 999, y volvió a vencer al campeón estadounidense de la época en 1902.
Después de este triunfo, el empresario consiguió 11 socios para fundar la Ford Motor Company en 1903 y popularizó el automóvil gracias a la producción en masa.
Bogotá, 1 de Agosto de 2025. Ganar una carrera puede significar muchas cosas para un piloto: fama, prestigio y dinero. Pero para Henry Ford, dos victorias fueron fundamentales para hacer realidad su sueño de fundar Ford Motor Company y, en las décadas siguientes, revolucionar la industria con la producción en masa de automóviles.
Henry Ford construyó su primer vehículo, el Cuadriciclo, en el taller de su casa en 1896. La aparición de esta máquina por las calles de Detroit le otorgó reconocimiento local y, en 1899, fundó la Detroit Automobile Company con el respaldo del alcalde William Maybury. Sin embargo, la compañía cerró un año después sin fabricar un solo automóvil y con pérdidas por US $86.000. Los inversionistas no compartían su visión de crear un vehículo económico, lo que lo llevó a renunciar.
Después de esto, y lejos de rendirse, ese fracaso fortaleció su determinación. Decidió construir un automóvil de carreras y manejarlo él mismo para demostrar su confianza en el producto. “Jamás pensé en competir, pero el público se negaba a ver el automóvil como algo más que un juguete veloz. Teníamos que correr”, afirmó.
Con la ayuda de un equipo de ingenieros, Ford desarrolló un vehículo rápido, al que bautizó con el nombre Sweepstakes, y lo inscribió en una carrera organizada por el Detroit Driving Club en 1901. La competencia se llevó a cabo en una pista ovalada de tierra de 1.600 metros en Grosse Pointe, Michigan, donde su gran reto era vencer al campeón estadounidense Alexander Winton.
Winton, un fabricante de automóviles de Cleveland con gran éxito estaba tan seguro de su victoria que incluso eligió el trofeo: un elegante recipiente de cristal tallado. Su auto, el Bullet, era un ganador consolidado con 70 caballos de fuerza, mientras que el Sweepstakes de Ford apenas tenía 26. Sin embargo, este último contaba con importantes innovaciones: un sistema de inyección de combustible primitivo y bobinas de encendido aisladas en porcelana hechas a mano, precursoras de las bujías modernas. Aunque Ford tenía la desventaja, era el favorito del público, con más de 8.000 asistentes.
La carrera consistía en diez vueltas. Winton tomó la delantera, superando por más de 300 metros en las tres primeras vueltas. Sin embargo, Ford acortó distancia a mitad de la competencia. En la séptima vuelta, el Bullet comenzó a fallar y soltó una nube de humo. Ford lo superó justo frente a las tribunas abarrotadas y ganó con una gran ventaja. Clara Ford, su esposa, le relató a su hermano: “Un hombre lanzó su sombrero al aire y, al caer, lo pisoteó de la emoción.”
Ford recibió el trofeo y un cheque por USD $1.000, una cantidad pequeña considerando que había invertido cinco veces más en construir el vehículo. Sin embargo, obtuvo algo mucho más valioso: prestigio. Un automóvil diseñado por Henry Ford había vencido al mejor coche de Estados Unidos.
La victoria atrajo a varios inversores que ofrecieron financiar su siguiente proyecto, lo que permitió fundar la Henry Ford Company en pocas semanas. Pero nuevamente surgieron diferencias con sus socios: mientras Ford quería enfocarse en autos de competencia, ellos preferían dedicarse a la producción de autos de calle.
El conflicto se intensificó cuando los inversionistas contrataron al mecánico Henry M. Leland para asesorar el proyecto de motor. Al no aprobar el diseño de Ford, este decidió abandonar la empresa en marzo de 1902, llevándose consigo USD $900 y los planos para otro automóvil de carrera.
La Henry Ford Company fue renombrada como Cadillac Automobile Company, en honor al fundador de Detroit. Años más tarde, en 1909, General Motors adquirió Cadillac, una de las muchas ironías de la historia.
Ford unió fuerzas con el campeón de ciclismo Tom Cooper para diseñar y fabricar dos autos de carreras: el Arrow, de color rojo, y el 999, amarillo, nombrado así en honor a un tren récord de la ruta Nueva York–Chicago. Estos autos eran más grandes que sus predecesores y sus motores de cuatro cilindros producían 70 caballos de fuerza. “El rugido de esos cilindros podía matar a un hombre”, diría Ford.
Para conducirlos, eligieron a otro campeón del ciclismo, Barney Oldfield, quien nunca había manejado un auto. A diferencia del Sweepstakes, estos autos eran pura potencia bruta. El 25 de octubre de 1902 se organizó una revancha contra Winton en Grosse Pointe. Participaron otros cuatro vehículos, pero ninguno fue rival: Oldfield ganó los 8.000 metros con un tiempo récord de 25 minutos y 28 segundos.
La Ford Motor Company fue fundada el 16 de junio de 1903 por Henry Ford, de 39 años, y otros once socios. Contaban con USD $28.000, algunas herramientas, diseños… y una enorme fe.
Entre los accionistas había un comerciante de carbón, un banquero, dos hermanos que fabricaban motores, un carpintero, dos abogados, un empleado de oficina, un comerciante minorista y un fabricante de molinos de viento y rifles de aire.
Esta historia es testimonio de cómo una carrera puede cambiarlo todo. A 122 años de aquel triunfo, Ford sigue viendo en las competencias mucho más que velocidad: un laboratorio de pruebas y una fuente inagotable de inspiración.